Por muy bueno que sea esto, por muy bien que me encuentre aquí, por muy bien que me lo pase, por muchos sitios nuevos que conozca o gente, esto es diferente. Ni mejor ni peor, pero sí, diferente. Se está haciendo duro este último mes porque:

No hay una Uvigo

No hay una biblioteca en donde se haga de todo menos estudiar, en donde pasen cosas geniales y encuentres personas inesperadas, que te alegran el día, la vida.

No hay máquinas de café que sabe a suela de zapato.

No hay un comedor con comida de plástico en donde se come de tupper.
Tampoco hay tiendas de chuches y helados cada dos pasos. Y mucho menos hay una “Marinita” o un “Picaiños”.

No hay un “Mulligans” ni una “Menta”, ni tampoco un “Barallan” ni un “Piñeiros”, ni siquiera hay un “Glasgow” en donde ir a tomar la primera copa de la noche.

No hay “Noroeste” con las mejores patatas bravas del mundo.

No hay matarratas del Mercadona para tener las peores resacas.

No hay orquestas ni berbeneo para bailar, saltar y beber hasta que ya da igual si suenan Los Panchos o Lady Gaga.

No, no hay un Melendi que suene en la radio para que “sea un buen día”

No hay un Náutico en donde reir, saltar, correr y volver a reir para luego llorar.

No hay croquetas de marisco, ni lubina al horno, ni tarta de tres chocolates.

No hay “karkasias” que llegan tarde.

Aquí no hay un Riazor.

No hay unos blues, ni cantan, ni está mi asiento, ni mi carnet, ni mi corazón, mi garganta y mi alma que se queda ahí en cada partido.

Por haber no hay ni “Piso shore”

No hay juegos los jueves por la noche.

No hay pizzas de 3e.
No hay arepas pa mis niñas.

Y no, no, tampoco hay mimos.

No hay quien me dea mimos por muy pesada que me ponga, a quien prepararle un plato de pasta de resaca o abrirle la puerta en pijama.


Pero lo peor no es eso, lo peor es que aunque lo hubiese no tendria sentido. Porque no puede haber una Uvigo sin una Geles que ama más que nada su Son, una Antia Rubia y una Antía Morena, para que luego sean las dos morenas. No hay una María loca, ni una Inga, ni una Grease ni tampoco una Emma de Rianxo.


Daria igual que las patatas bravas de aquí sean mejores, porque Laura no está para compartirlas, ni para las fiestas, ni para las resacas, ni para ir a Marinita. Y por supuesto Riazor sin ella, no tendría absolutamente ningún sentido. Ni para comernos media tarde mientras hablamos en el coche. Me encantas.

Las fiestas sin los peinados de Carol no son igual, ni comer una fajita sin María. Sin Ana, sin paula, sin Vane, sin Peiper, sin Beny sin Lucas, sin Kaka, sin todos ellos, Rianxo se quedaría vacío, literal y figuradamente
Este no puede ser Piso Shore, porque no están ni Ana, ni Iria, ni Sara. Tampoco están mis visitas favoritas, Dalia y sus arepas y Desi con los huevos pintados.

Las pizzas, aunque solo cuesten 3e no saben igual si no se comen en buena compañía o en Piso Shore.


Y si hubiese un náutico, no puede ser sin un Paco para preparar esa lubina y hacer que todo salga siempre perfecto, ni sin un Marcos que haga los postres más ricos del mundo, y mi carbonara favorita. Sin Adri cantando Pichirilo, o cualquiera otra cosa. Sin una Carmen, una Asun, un Josep, ni siquiera Damián o Pilar pueden faltar. Sin una Tina que se pase el día gritando y protestando, da igual que sea lunes que jueves que sábado. Tampoco están Natalí ni Nilsa para ofrecerme una copa de cava después de un día largo. Ni siquiera Sandra para asustarme cuando está calladita fiera. Ni me encontraré a Lupe fumando cuando salga a tirar el cristal. Tampoco está Juan, para recodarnos que “no quiero una queja” “tiene que salir todo bien”. Sin un Pablo zombi, o sin una Gemma para darle a la lengua. Ni hay un Tino, no hay ningún otro Tino como él.
Y aunque por alguna casualidad todos los astros, estrellas, planetas, galaxias y todo lo demás se alinease y todo eso estuviese aquí. Nada, nada tendría sentido sin una Amanda, con la que rajar de los profesores, con la que saborear esos horribles cafés, con la que estar hasta las 3 de la mañana en la biblioteca, con la que comprar kilos de mandarinas antes de hacer un trabajo. A la que preguntarle todas las noches antes de salir lo que me pongo, la que me riñe por no arreglarme lo suficiente, la que me da más caña que nadie en el trabajo, la que hace que mi mundo no se derrumbe. La conexión entre todo. No podéis imaginaros lo que es tener una persona así, con la que estar todos los días. Con la que vas a clase, con la que te tomas los cafés en los descansos, con la que haces los trabajos y estudias en le biblioteca. Con la que trabajas y vas al trabajo y duermes con ella después de trabajar, y si no es dormir es salir de fiesta, pero también con ella. No imagináis lo genial que es poder tener una persona así en vuestra vida

Y los mimos, pues eso, lo dejamos para otro capítulo, pero sí también faltas tu.




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